Identificación con el cuerpo

Con la conexión con tu alma cortada, te quedas con un montón de piel para vivir. 

Y pocas opciones de autorrealización que no sean poseer otros cuerpos, acumular posesiones y conquistar otros territorios. 

Encantada, la obsesión por la posesión ha marcado la historia de la humanidad. Nuestras sociedades, leyes y códigos morales regulan la actividad de los cuerpos. 

La influencia debilitadora del encantamiento es evidente. Incapaces de imaginar una existencia fuera de nuestro vehículo, organizamos y embellecemos nuestra realidad carcelaria. 

Y, bajo la influencia de un estado mental parasitario, chupamos la vida de Gaia, nuestro anfitrión planetario. 

Esto es lo que ocurre cuando pensamos que somos un cuerpo.