Hechizo y amor

El amor es el antídoto contra el envenenamiento psíquico del hechizo, porque disuelve el miedo. Sin miedo, el hechizo pierde su poder.

El amor mantiene unidas todas las cosas, desde las galaxias hasta los planetas, pasando por los pares y los átomos que las componen. Incluso el manicomio que actualmente sirve de realidad se mantiene unido por el amor.

Es nuestro amor por la vida, por los seres que nos rodean, por la conciencia que nos anima, por el arte, etc. lo que da coherencia y sentido al mundo. Sin amor, todo se derrumbaría en la nada.

Incapaz de corromper el amor, el hechizo actúa en la superficie: nos embota, intentando reducir nuestra experiencia de él a una mercancía seca y vacía, a los imperativos de la reproducción y la interacción social.

En otras palabras, si no podemos eliminar el amor, por lo menos podemos acechar nuestra comprensión del mismo.

A fucking planet

El hechizo mantiene un máximo de confusión en todo lo relacionado con el sexo, principalmente a través de mandatos contradictorios. Tema tabú durante siglos, es sin embargo el ámbito de la vida humana más asolado por los estereotipos y los condicionamientos.

El condicionamiento sexual es omnipresente, rezuma de la publicidad y los medios de comunicación y contamina la conciencia colectiva.

No es de extrañar que el porno sea uno de los negocios más florecientes: es una estrategia extremadamente eficaz para distorsionar la energía vital y bloquear cualquier experiencia natural de la sexualidad que pueda conducir al éxtasis, disolviendo la ilusión de separación y aniquilando la influencia del hechizo.

Para evitar este potencial despertar, la identidad individual se confina en los chakras inferiores y se somete a dosis masivas de confusión sexual. De este modo, se neutralizan sus capacidades curativas innatas.

Y la población de zombis humanos se multiplica.

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Cada deseo de tu cuerpo es sagrado
Hafez