Deja de limpiar el espejo

La física cuántica y la espiritualidad coinciden ahora en una cosa: experimentamos lo que imaginamos. O, según el Buda: el mundo que ves está en tu mente.

Este mundo que ves es la narración demencial del encantamiento, un cuento de hadas hipnótico en el que creemos.

A cada momento, reimaginamos la misma película y la proyectamos en la pantalla del mundo, sin cuestionar su escenario. El mundo es el espejo de nuestras creencias y estados internos.

Molestos, intentamos limpiar el espejo para cambiar las cosas. En vano: sólo refleja nuestras proyecciones, nuestras ideas sobre el mundo.

El hechizo es un aparato parasitario que sobrevive alimentándose de nuestra atención y alterando nuestros pensamientos en su beneficio.

Para romper el hechizo y recuperar una mente sana, tenemos que dejar de respaldar la narrativa depredadora, reclamar nuestra imaginación y lo que produce.

Sin una fuente de energía, el hechizo desaparecerá.

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Estamos pasando por el bardo, colectivamente. La función del bardo es reflejar nuestros estados interiores: nuestros miedos, nuestros deseos, nuestras negaciones, nuestras expectativas, nuestras obsesiones y fantasías, nuestras creencias. En otras palabras, es el momento de hacer un gran inventario interior: "¿Quieres conservar esto? Piensa bien, porque todo lo que imaginas se convierte en realidad".

Deja de intentar limpiar el espejo. Es agotador e inútil. En cambio, limpia tus pensamientos.